RECUPEREMOS LOS CASTILLOS

Recuperar los castillos abandonados es algo más que una decisión altruista, ética o moral. Conservar y poner en valor nuestro patrimonio histórico y cultural es generar empleo. Empleo en la restauración y en turismo cultural.

 Cientos de castillos abandonados salpican nuestra geografía. Es más una excepción que una norma el municipio que no posea uno o al menos una torre defensiva. 

La mayor parte de éstos se encuentran abandonados a su suerte, con los lienzos de la murallas y torres derruidas, sin que la administración muestre el más mínimo interés por su conservación real, aquella que está más allá de un papel que indica que es un BIC.  Es una pena que la mayor parte de los municipios  donde se encuentran situados estos monumentos, esencia de nuestro pasado, no emprendan cuantas acciones sean necesarias para ponerlos en valor de forma eficaz. En algunos casos, en demasiados, parece que son un problema al urbanismo salvaje, a los planes de ordenación urbana y no una oportunidad de presente y futuro.

            Los castillos se visitan, los castillos atraen el turismo. Un turismo cada vez más exigente que no se conforma con ver el hormigón de las macrourbanizaciones, con visitar parques temáticos deficitarios y que, además, no juega al golf y quiere patrimonio. Ofrecer patrimonio histórico y natural es ofrecer futuro y presente. Es apostar por un turismo de calidad y respetuoso.

            Pocos castillos están en buenas condiciones y ya toca cambiar el rumbo. Un ejemplo es el Castillo de Sagunto. Con la vegetación alóctona (chumberas) invadiendo gran parte del recinto, y con algunas, pocas, restauraciones en las murallas que dejan mucho que desear. Utilizar elementos que no le son propios para restaurar, como el hormigón y cemento, no es lo más apropiado para un monumento. Igual que deja mucho que desear que un castillo con una historia tan impresionante (iberos, cartagineses, romanos, árabes, cristianos…) no cuente con las adaptaciones necesarias para visitarlo con comodidad y seguridad. El camino por el interior del castillo esta lleno de piedras y baches que obligan al visitante a estar más pendiente de ello que de cualquier otra cosa, ni carteles o folletos informativos. Aún así merece la pena visitarlo. Visitarlo y exigir su restauración adecuada. Unas vistas impresionantes al Parque Natural de La Serra Calderona y la Marjal dels Moros completarán la visita. Una visita gratuita que nos traslada al pasado.

            Hemos de exigir a nuestros gobernantes que recuperen estas joyas  del pasado y que no caigan en el olvido. Para quienes lo vean todo en clave económica, el empleo en la restauración y su funcionamiento, la atracción turística, también es una razón.